Coaching. Una herramienta útil. V

Por Jordi Vilà, Executive Coach

-Ayer nos dijiste que nos hablarías de limitaciones….

-Si, todos tenemos unas creencias, y esas creencias, nos pueden ayudar a crecer o nos pueden mantener limitados

-Hasta ahí, te sigo, ¿y?

-Bien, vamos a suponer que desde que eres pequeño te digo que fumar es de personas maduras, decididas y valientes; tu creces y, obviamente, lo haces fumando porque, si dejaras de hacerlo, serías una persona inmadura, titubeante y cobarde, ¿si?

-No necesariamente

-Supón que todo el mundo te dirige en esa dirección.

-Vale, entonces es posible.

-Bien, eso es una creencia que te has inculcado y que te hace esclavo de un hábito, el de fumar.

-Otro ejemplo, imagina que en casa te vamos machacando diciéndote que no vales para tal o cual cosa, te lo acabas creyendo y jamás lo pruebas…hasta que decides replantearte esa creencia limitante, te marcas como objetivo hacer eso, trazas un Plan y lo vas llevando a cabo….al final, verías como aquello que creías no poder hacer, no solo lo haces si no que, además, lo haces bien; tan bien como te permitas hacerlo.

-¿Y eso pasa con todas las cosas?

-Con muchas de ellas, por eso es interesante replantearse si aquello para lo que no estoy capacitado es algo que quiero cambiar. Por ejemplo, si de verdad no puedo apuntarme al gimnasio porque soy un inconstante, o es que me es cómodo creerlo así y dejo que me limite.

-Caray!, pues sí que parece ser útil el Coaching.

-Realmente lo es; piensa que hace que la mejor persona que hay dentro de ti, salga a la luz, como persona, como directivo, como marido, como músico, como deportista, como estudiante, como escritor como….lo que tu quieras.

-Y no dejes nunca de preguntar, ahí está la auténtica riqueza.

FIN.

 

El coaching como filosofía de vida

Por Germán Antelo, Executive Coach

Hoy en día se está escuchando y escribiendo mucho sobre el Coaching, aparece por muchos lados y a su vez muchos se declaran que son Coach, hay cientos de talleres, seminarios sobre el coaching y parece la profesión del momento y futuro.

Durante mi formación como Coach Co-Activo, en el cual he pasado un proceso de profunda transformación en mi vida, es decir, quité el personaje que me había creado durante años, fruto de los paradigmas y creencias de la sociedad, para dar paso a mi esencia y mi SER.

El Coaching para mi, es más que un conjunto de potentes herramientas, lo tomo como una filosofía de vida, porque gracias a ser Coach, exploré cuales eran mis valores, elementos que nos hacen Auténticos tales como la libertad, creatividad, respeto, etc., y a partir de esto definí mi Visión y Misión de Vida.

Todo esto que cuento fue muy revelador para mi, descubrí que mi estado de insatisfacción, frustración y broncas, se originaban porque no honraba adecuadamente a mis valores, ya que con mis actividades diarias los vivía pisando como mis zapatos al suelo, además al carecer de una Visión de donde vas y para que has venido al mundo (Misión), es normal que viviera en ese estado.

Una vez que entendí, sentí y definí lo que cuento, la vida dio un giro total, es como que la habitación estaba totalmente oscura y de pronto se hizo la luz, increíble la sensación y claridad para tomar decisiones.

Además si incorporas el SER Coach Co-Activo a todos los aspectos de tu vida, aprenderás a ver las cosas desde diferentes perspectivas, darás paso a tu intuición, un poderoso don que llevamos dentro pero el cual no utilizamos, ya que a nuestro estado racional no le conviene.

También el coaching te permite SER más tolerante, más curioso, te interesa más lo que es la persona y no tanto lo que hace, además cuentas con un profundo conocimiento propio, lo cual te permite saber cuando no te encuentras bien ó molesto por donde viene ese malestar, es decir, que valores propios no estás honrando.

Por eso es importantísimo que cuando una persona decida hacer un proceso de Coaching, elija un Coach, que desde un primer momento irradie pasión e ilusión por lo que hace, que se tenga la sensación de que es una persona como cualquiera, pero que es alguien que ha probado sus herramientas, que confíe en ellas, que sepa autogestionarse  y sobretodo que confíe en el cliente, porque una de las características principales que debe tener un Coach, que crea en las personas ciegamente que son capaces de encontrar a su verdadero SER y todos sus talentos.

El Coach es el perfecto compañero de viaje hacia el interior de las personas, les ayuda a través de sus preguntas, herramientas y vivencias, a que vayan más allá de los límites fijados por el coachee, a que sea mejor y viva en plenitud.

Por eso me convenzo cada día más, que cuando el coaching se convierte en una filosofía de vida, el camino hacia la plenitud está asegurado.

 

Coaching. Una herramienta útil. IV

Por Jordi Vilà, Executive Coach

-Venga, ahora cuéntame, ¿es solo para directivos?

-No, claro que no, es para cualquier persona que quiera hacer cambios en su vida, o encontrar aspectos que desconoce o trabajar una relación o…

-¿O qué?

-O simplemente entrar en sí mismo acompañada de otra persona, buscando aspectos que le harán sentirse mejor, más pleno, más realizado, más feliz. De algún modo, decimos que quiera dirigir su vida, saber dónde está y hacia donde quiere ir

-¿Y una vez lo sabe?

-Que explore las posibilidades que hay ante él; de alguna manera, que vea que, además de ver la vida con gafas azules, también la puede ver con verdes, rojas o amarillas, y que eso tiene un efecto muy potente en las opciones que se brindan.

-¿y qué tiene eso para ella?

-Pues tiene que, entonces, a partir de ahí, será completamente consciente de la situación y podrá escoger entre hacer que pasen las cosas o esperar a que ocurran. Entonces podrá elegir no hacer nada, pero será una elección libre, no una dejadez

-Parece apasionante, papá, de hecho, se te nota una pasión distinta.

-Sí, el Coaching es una herramienta muy poderosa que te permite, como profesional, ver como las personas se hacen más grandes que, de alguna forma, encuentran el mejor YO que tienen dentro y, claro, ver eso te hace sentir que las personas somos muy grandes….si y solo si, nos permitimos serlo, pero las limitaciones, las ponemos nosotros.

-¿Limitaciones?

-Si, limitaciones, pero eso no toca hoy, mañana te lo cuento

…continuará en el siguiente post

 

La vocación y el hábito hacen al monje

Por Víctor Vallejo, Executive Coach

“El liderazgo es la capacidad de trasladar la visión a la realidad.” Warren Benis

Dice el refrán que “el hábito hace al monje” y hay, por desgracia, muchos monjes, directivos, gerentes y empleados, madres y padres, estudiantes y becarios cuyas acciones no resultan para nada inspiradoras. Es una pena que se haya reducido el ámbito de aplicación de la palabra ‘vocación’. O se tiene vocación religiosa, de la que ya queda muy poca, o se tiene vocación de torero, maestro o médico, por citar tres profesiones para las que se requiere mucha vocación.

¿Y qué pasa con el resto? ¿Hago lo que hago por vocación o por dinero? Tan verdad es que necesitamos comer, sueldo, como que necesitamos sentido, el desarrollo de nuestro verdadero y único potencial. Y es que sin vocación, sin un llamado o propósito, ningún trabajo o actividad resulta auto-motivadora y conviene recordar que la auto-motivación es uno de los rasgos de las personas emocionalmente inteligentes.

El Coaching ayuda a que las personas recuperen su visión y se liberen de la sumisión que coarta su potencial. Todos nacemos con una misión que cumplir y con un don propio que ha de convertirse en actividad (una actividad remunerada, para vivir, y una actividad no remunerada, para re-vivir).

Stephen Covey, en su magnífico libro “El 8º hábito”, nos plantea cuatro preguntas que nos ayudarán a encontrar nuestra voz (lo que estamos llamados a ser) en los distintos roles de nuestra vida (familia, trabajo, contribución social…):

  1. ¿De qué necesidad soy consciente?
  2. ¿Poseo un verdadero talento que, si se disciplina y se aplica, puede paliar esa necesidad?
  3. ¿La oportunidad de paliar esa necesidad alimenta mi pasión?
  4. ¿Me inspira mi conciencia para que me comprometa y pase a la acción? ¿Está de acuerdo con mi verdadera escala de valores?

Si encuentro una necesidad y respondo afirmativamente a las tres restantes preguntas, ya tengo una visión inspiradora y una misión que desarrollar en la vida. El Coaching posee unas herramientas estupendas para que las personas encuentren su propósito de vida  y, además, las alienta para que  pasen a la acción; asuman riesgos, tomen decisiones y mantengan sus compromisos a lo largo del tiempo. Porque, como dice el refrán, “la vocación y el hábito hacen al monje”.

 

Coaching. Una herramienta útil. III

Por Jordi Vilà, Executive Coach

-Pues vaya chorrada!; si lo hace así, hazlo de esta otra manera y ya está.

-No es tan sencillo; tu estás habituado a hacer las cosas de una manera concreta, hasta que descubres que hay otras que son más eficaces. Al principio, cuesta verlo, pero es cuestión de entrenamiento, por otra parte, el cambio no es fácil, muchas veces cuesta, es como si a ti, ahora, levantándote con el pie derecho, te pidieran que lo hicieras con el izquierdo.

-¿mmmmm?

-Si, imagina que has descubierto que se levanta uno de mejor humor pero, claro, tu siempre lo has hecho de otra manera, te resulta más fácil, así que la cabra tira al monte.

-¡Claro!, estás más cómodo!

-Precisamente de eso se trata, que no siempre lo que es más cómodo es lo que necesitamos; de hecho, a eso le llamamos la zona de confort, una zona nuestra de 1 m2 en la que vivimos, sin darnos cuenta que, en cuanto la rompemos, esa zona se amplía y pasa a tener 2 m2 , y luego 3, y luego 5 y luego….es como si le cogiéramos el gusto a ir un paso más allá.

-¿Y ya está?

-¿te parece poco?; Hay directivos que buscan un mejor liderazgo, otros que quieren ser más creativos, otros quieren dar clases, otros, ….. y juntos exploramos qué es lo que quieren y cómo lo van a hacer, es decir, no lo dejamos en el mundo de las ideas si no que pasamos a la acción

-Así, deben flipar

-Muchas veces se producen cambios espectaculares, pero nosotros, los Coaches, no hacemos más que acompañarles; la grandeza está en la persona que tenemos delante. Todos somos brillantes, pero no nos permitimos serlo, o nos resulta más cómodo no serlo.

-Y eso, ¿es solo para directivos?

-Eso te lo cuento mañana, que se ha hecho tarde y he visto que, si me voy a dormir antes, aunque me pierda esa serie de los martes, al día siguiente estoy de mejor humor y rindo más.

… continuará en el siguiente post

 

Coaching. Una herramienta útil. II

Por Jordi Vilà, Executive Coach

-Y todo eso, ¿ha salido porque sí?

-No, antes de empezar, hay que establecer las reglas de juego, eso que os he dicho que permite tener un espacio seguro.

-Ah!, vale, y todo eso debe ser muchísimo tiempo, ¿no se cansa?

-No, tiene mucho en juego, además, lo hacemos en sesiones que duran entre 45 y 90 minutos en función de los casos y nos podemos ver entre una vez a la semana y una vez al mes.

-Bien, y ¿qué es lo que hacéis en esas sesiones?

-Bueno, la persona viene con un tema relacionado con el objetivo que hemos trazado y con su plan de acción; algo sobre lo que quiere trabajar, reflexionar, y aquí es donde el Coach le va acompañando en base a una serie de preguntas, silencios, reflexiones, tareas, ….

-¿Tareas?, ¿quieres decir deberes?

-Si señora, veo que lo has cogido al vuelo, ¡deberes!, ¡se nota que tienes la selectividad cerca!!. Pero bueno, son unos deberes un tanto especiales.

-¿Especiales?

-Si, verás, sobre el tema que hemos estado hablando, le pido que haga algo determinado, o que me diga que es lo que va a hacer respecto a una cosa determinada; por ejemplo, apunta en una libreta las veces en las que has escuchado de forma sincera a este colaborador

-¿Y qué es lo que gana con eso?

-Tomar conciencia de que puede hacer las cosas de otra manera e ir entrenando esa nueva habilidad, como si hiciera abdominales, vaya. Eso lo irá transformando en un hábito, hasta que lo hará sin ser consciente de ello por haberlo integrado en su forma de hacer natural.

… continuará en el siguiente post

 

Coaching. Una herramienta útil. I

Por Jordi Vilà, Executive Coach

Os transcribo, tal como la recuerdo, una charla con mis hijos de 17, 19 y 21 años, referida a la utilidad del Coaching, ya que la encontré sumamente esclarecedora.

-Papá, esto que haces está muy bien pero, ¿para qué sirve?

-Sirve para acompañar a las personas a que sean conscientes del momento que están viviendo, que tomen conciencia de quienes son y donde están.

-¿No lo saben?

-Por extraño que os pueda parecer, nos pasamos casi media vida pensando en lo que fue y la otra media pensando en lo que será pero, y eso es lo curioso, casi nunca nos dedicamos a disfrutar de lo que nos depara el ahora.

-y, cuando dices acompañar, ¿a qué te refieres?

-Me refiero a que no les enseño nada que no esté dentro de ellos, no les guío si no que voy con ellos hacia su interior.

-Ya, y eso, ¿qué es?

-Se trata de buscar sus inquietudes, las cosas con las que están satisfechos, las áreas que les gustaría cambiar, pero desde el punto de vista de cómo se sienten hoy.

-Y eso, todo un Directivo que gana una pasta y al que sus empleados temen, ¿no lo sabe?

-Primero, los empleados no temen al jefe, o al menos no deberían y, si es así, es que algo no están haciendo bien. Verás, en el ámbito de la Dirección de empresas, hay muchísima presión, por ganar dinero para la empresa, por que esos empleados estén a gusto, por sentirse satisfecho con lo que uno hace, …así que es posible que la persona necesite un sitio que pueda ser seguro para la reflexión.

-¿Estar seguro?

-Sí, tener a alguien que no le juzgue, que no le aconseje y que, a través de preguntas, le ayude a profundizar en sí mismo, a buscar sus objetivos, aquellas cosas que quiere alcanzar o cambiar y, sobre todo, saber que todo lo que diga, TODO, es confidencial.

-Vale, ¿y cuando lo sabe?

-Pues entonces fijará el objetivo y la persona misma trabajará como lo va a hacer o, dicho de otra forma, el Plan de Acción.

… continuará en el siguiente post

 

Crear tu propio destino

Por María Mateo, Coach

Una hermosa frase de la que todos hemos oído hablar y pocos han puesto  en práctica. Muchas personas, al comenzar el año o cuando, tras alguna circunstancia generalmente difícil, deciden volver a tomar las riendas de sus vidas,   suelen preparar una lista con todos los objetivos que desearían  conseguir, y tanto si lo escriben en un cuaderno como si lo hacen en el ordenador, generalmente termina convirtiéndose en una lista de buenas intenciones, que cae en el olvido al cabo de una semana.

¿Qué les impide conseguir sus sueños y aspiraciones?

Existen distintas razones  pero generalmente, es la falta de un verdadero COMPROMISO CON UNO MISMO lo que condiciona o limita  el éxito o el fracaso de nuestros logros. Esto no significa que no haya un gran deseo por conseguir lo que se plantean, pero a pesar de lo mucho que ansían esos cambios, no están dispuestos a pagar el “precio” que exige el incorporar nuevos hábitos a su vida y dejar de hacer otras rutinas que son perniciosas y les aleja de lo que realmente es importante para ellos. Dado que el coste de no hacer algo es menor que el coste de hacerlo, no se ponen en marcha.

¿Qué es lo que puede ayudar a las personas a comprometerse con ellas mismas en los procesos de cambio?

Indudablemente el primer paso es CONOCERSE A UNO MISMO y VALORARSE, quién eres realmente, cuáles son los valores que rigen tu vida, qué creencias arraigadas te limitan, de qué capacidades estas dotado, qué flaquezas te gustaría fortalecer, qué cualidades internas tienes aún adormecidas y qué  puede motivarte a que aflore todo tu potencial.   Solo desde el conocimiento de uno mismo se puede encontrar la inspiración y motivación necesaria para establecer  metas claras, precisas y alcanzables. Marcarse objetivos y llevarlos a cabo nos ayuda a dar sentido a nuestras vidas, a elegir lo que queremos de una manera consciente y a convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos, desde la perseverancia y la responsabilidad. Me remito a una frase de Jim Rohne que dice: “Ponte metas, no solo para conseguirlas, sino para llegar a ser quien serás cuando las logres”.

¿Cuál es el impacto que tienen los logros en nuestra vida?

En primer lugar  fomenta la confianza en nosotros mismos, aumenta nuestra autoestima, nos aporta una visión de nosotros mismos que desconocíamos, nos da las herramientas necesarias para los siguientes desafíos,  fortalece nuestro poder interno dándonos la capacidad para superar hábitos profundamente arraigados y cultivar otros superiores.

Hay personas que se acercan al coaching  movidas por múltiples factores.  Algunos pretenden conseguir algo determinado: un nuevo trabajo, un ascenso, una nueva casa. Otros quieren alcanzar algo más abstracto: felicidad, equilibrio, satisfacción, éxito, bienestar, etc. Algunos quieren más: más salud, más tiempo libre, más sentido, más dinero. Y otros quieren menos: menos estrés, menos miedo, menos dolor.  Algunos son conscientes de lo que quieren y otros simplemente solo saben lo que no quieren.

Los deseos son tan diversos como las personas que los sueñan pero independientemente de cuál sea la razón que les mueva, hay siempre  implícito una voluntad de CAMBIO.

El coaching te ayuda a ser el autor y el creador de tu propia realidad. Durante el proceso de coaching “dejas de ser víctima de las circunstancias para convertirte en el creador de tu propio destino”.

Probablemente sin ser consciente de ello, en cada acción u omisión estás determinando tu vida, en cada paso que das en una dirección u otra, en cada decisión que tomas configuras lo que es tu realidad o la repercusión que tendrá para ti y el futuro.

Por eso la importancia de diseñar a conciencia lo que quieres que haya en tu vida, tener en cuenta lo que te dicta el corazón, dirigir y dominar la mente  ya que está a tu servicio y planificar todo lo que depende de ti. La Conciencia es tu mayor aliado para Crear tu propio destino.

Existe una alquimia especial para formular deseos y esta incluye:

  • Que el objetivo esté formulado en POSITIVO y en PRESENTE. Céntrate en lo que quieres ver o materializar en lugar de centrarte en lo que quieres evitar o no quieres tener. El pensamiento es creador y si te centras en lo que no quieres solo harás que eso persista en tu vida. La atención da Energía. Cualquier cosa a la que prestes atención crecerá con más fuerza en tu vida.
  • Recuerda que se trata de tu proceso de creación y por lo tanto tiene que ser algo que DEPENDA DE TI. Aquellos deseos que implican un cambio de actitud en otra persona están condenados al fracaso. ¿Qué estás dispuesto a hacer para que esa nueva realidad se muestre en tu vida? ¿Qué estás dispuesto a dejar de hacer para que se cumpla tu deseo?
  • Todo proceso de creación finaliza con la ACCIÓN. Para obtener un resultado, para crear la realidad deseada es necesario que EL PENSAMIENTO, EL SENTIMIENTO,  LA PALABRA Y LA ACCIÓN VAYAN EN LA MISMA DIRECCIÓN. Cuando tengas un pensamiento que no cuadre con tu visión sustitúyelo por otro nuevo. Hazlo a menudo y enseñarás a tu mente a pensar de una nueva manera.

Si quieres cambiar algo de tu vida, no te limites a desearlo: ¡CREALO!,  pues como muy bien dice Francis J. Vilar: “si crees firmemente en algo, aunque no exista, lo creas”.

 

Los fantasmas de la expatriación

Por Alfonso de  Sancristóbal, Executive Coach

Las grandes empresas españolas llevan muchos años utilizando la figura de la expatriación en su desarrollo e implantación internacional. Durante décadas han desarrollado y perfeccionado estas políticas para garantizar el éxito de una práctica que, hasta la fecha, sigue alzada como una de las soluciones más eficaces y recurrentes en el proceso de expansión fuera de nuestras fronteras (*).

En este tiempo, las empresas —en especial aquellas cuyo número de expats (expatriados) y diversidad de países de destino es significativo— han sacado sus propias conclusiones generales a través de la gestión diaria de este colectivo, obteniendo su feedback directo y, en muchos casos, por la vía ensayo-error. Por otro lado, un determinado perfil de ejecutivo (el susceptible de ser expatriado por competencias y nivel de idiomas), sea por experiencia propia o por asimilación de una experiencia muy cercana, se ha formado su propio esquema mental sobre este fenómeno, lo positivo y negativo que conlleva. Pero además, a un nivel más general, se han realizado varios estudios a cargo de reputadas escuelas de negocios, consolidando resultados y universalizando las conclusiones más allá de sesgos por sector o país de destino.

Toda esta riqueza de información ha contribuido a perfeccionar las políticas de expatriación, pero sobre todo ha puesto de manifiesto sus carencias, permitiendo enfocar aquellas asignaturas pendientes de resolver. A saber:

  • Se trata de una fórmula demasiado cara en términos de coste económico para la empresa, obviamente, pero sobre  todo de coste personal para el expat y su entorno.
  • La motivación que impulsa la expatriación habitualmente es distinta en la empresa y en el expat: la primera busca dotar de recursos a su negocio en expansión internacional, mientras que el segundo persigue su desarrollo profesional.
  • Un alto número de expatriaciones fracasa y no agota el periodo previsto, siendo una de las causas más frecuentes la falta de adaptación del propio expat o de su familia.
  • La gestión de la repatriación generalmente no funciona: la falta de planificación genera serias dificultades para ubicar al expat a su retorno, percibiendo el profesional que la organización no valora suficientemente su esfuerzo y no saca provecho de las nuevas capacidades que ha adquirido.

Esta realidad es de sobra conocida, y arroja resultados demasiado pobres en un horizonte en el cual no solo las empresas con mayor vocación y ambición internacional van a seguir utilizando este recurso estratégico, sino que incluso las más conservadoras y locales se están viendo forzadas a emprender ese mismo camino. Sin embargo, parece que hemos agotado nuestra inventiva y la mejora continua por las vías tradicionales ha tocado techo.

Por tanto, la pregunta que hoy atenaza a todo directivo con responsabilidad sobre la expatriación es: ¿Dónde está la información que nos dará la pista para mejorar el proceso, de tal manera que sea más eficaz para la empresa en términos de resultados y, al mismo tiempo, resulte más motivador para el profesional? ¿Cuáles son las palancas a activar?

Diría que la clave, como en tantas ocasiones, está en el individuo; en este caso, en el expatriado, que es el protagonista absoluto del proceso.

Hagamos un ejercicio intuitivo de por dónde podrían ir los tiros si tuviésemos la capacidad para obtener esa burbuja de información que nos falta, lo que quizás arroje algo de luz sobre posibles soluciones.

Para ello se me ocurre pedir ayuda a los tres fantasmas del cuento de Dickens, rogándoles que visiten a un directivo, responsable de expatriación, para ayudarle a descubrir cómo mejorar el proceso. Puestos a pedir, pongamos además que los tres fantasmas que han de venir fueron reputados coaches en vida, ¡seguro que esto aportará valor! Iniciemos el viaje. Todos recordamos cómo funcionaban estas visitas: nos permiten viajar al pasado, al presente y al futuro para, de forma discreta y anónima, presenciar en directo cómo el protagonista (en este caso, el expat) vive en primera persona determinados momentos claves (aquí, del proceso de expatriación).

El primer fantasma hace su aparición frente al directivo (al que cariñosamente llamaremos Scrooge), que se halla trabajando en su despacho; es joven y alto, con una sonrisa amable. Se presenta y le explica en qué va a consistir este viaje: ambos se trasladarán al pasado reciente de un expat, llegando en el momento preciso en que la expatriación se formaliza. Él no podrá verles ni oírles, y así tendrán una visión privilegiada de lo que ocurre en ese momento y cómo lo vive el protagonista. Scrooge se siente muy cómodo con la idea. “Me parece estupenda la elección. Es un ejecutivo de gran talento que expatriamos hace unos meses y he monitorizado personalmente el proceso desde el principio para garantizar el éxito”, afirma con orgullo.

El fantasma del pasado tuerce ligeramente el gesto y le sugiere: “Será mejor que olvides tu percepción de cómo se ha gestionado y disfrutes de la experiencia con la mente abierta; despierta tu curiosidad y activa tu capacidad para asombrarte, porque este viaje te va a traer descubrimientos muy valiosos”.

El viaje comienza y en cuestión de segundos se encuentran presenciando una escena ocurrida hace cuatro meses: en ella Scrooge y el expat se dan la mano, sonrientes tras haber firmado el acuerdo de expatriación. Al presenciar la escena, Scrooge no puede evitar dirigirse al fantasma e insistir: “Ya te he dicho que hubo acuerdo y las cosas se hicieron bien”. “Paciencia”, responde el fantasma. Observan cómo el flamante nuevo expat se dirige al coche y emprende el camino a su casa. Al llegar, encuentra a su mujer ansiosa por saber cómo ha ido todo. El expat cambia el gesto, se sienta, parece abatido. Se sincera con su mujer y reconoce encontrarse en un mar de dudas: ahora que se acerca el momento de la verdad no está seguro de lo que este periodo le reportará personal y profesionalmente… Siente que sacrifica mucho dejando una posición consolidada y se adentra en una gran incógnita. Además, teme por el impacto que tanto cambio pueda tener en su vida familiar. La mujer trata de ver alternativas: “Si no lo ves claro, ¿por qué no lo dejamos estar? Ya habrá otras oportunidades”. El expat mira a su mujer con escepticismo y responde: “Ahora mismo no tengo claro siquiera que tenga esa opción. Las expectativas que han puesto en mí son muy altas. Estoy seguro de que renunciar a esta oportunidad perjudicaría mi carrera”.

Scrooge escucha la conversación sin salir de su asombro. “No sé a qué vienen esas dudas ahora. Llevamos semanas hablando del tema… De hecho, acaba de tener la oportunidad en mi despacho de comentar lo que hubiera querido”, comenta al fantasma.

El fantasma respira hondo y formula algunas preguntas: “¿Qué supone la expatriación realmente para ESTE profesional? ¿Qué hay en la expatriación importante para él (enlaza incluso con algún valor suyo)? ¿Cómo sería él una vez expatriado en el destino (qué siente, qué es capaz de hacer)? ¿Qué le gustaría encontrar en esta experiencia en el plano personal y en el profesional? ¿A qué dice SÍ y a qué dice NO si decide dar el paso? ¿Qué le preocupa de este proceso y cómo puede despejar incógnitas o rebajar esa ansiedad?”.

Scrooge murmura entre dientes: “Debería haberse aclarado antes de comprometerse, no hay duda”. El fantasma le mira fijamente y le pregunta: “¿Qué puede hacer la empresa para ayudar a alguien que puede tener estas dudas? ¿Qué señales hubo de esta incertidumbre que la empresa no captó (¡siempre las hay!)? ¿Supo la empresa escuchar de verdad al expat?”. Scrooge se queda pensativo y al cabo de un rato se dispone a contestar, cuando el fantasma le interrumpe: “No me contestes todavía”. “¿Lo hago después de la publicidad?”, responde él muy agudo. “No, pero es tiempo de la segunda visita”, explica el fantasma ejercitando su paciencia. Y ambos se desvanecen.

De forma casi instantánea aparece nuestro amigo Scrooge en una sala de reuniones enorme, con vistas al Empire State Building. Obviamente están en Nueva York… ¡menudas vistas! A su derecha está el segundo fantasma (éste es más bajito y gordo que el anterior) y al fondo de la sala, hablando por teléfono, se encuentra el expat. Scrooge se acerca a él para escuchar mejor y rápidamente identifica la conversación, volviendo con una sonrisa triunfal junto al segundo fantasma. “Esto es buenísimo, ¡quien está al otro lado del teléfono soy yo mismo! Esta llamada se produjo la semana pasada, cuando contacté con él para hacer el seguimiento de su incorporación. Me confirmó que todo iba bien y que se había adaptado sin problemas. De hecho, ya que veo que os gustan tanto las preguntas, le pregunté directamente por su familia, la posible dificultad del idioma y las relaciones profesionales. Sus respuestas me dejaron muy tranquilo al respecto”. El fantasma tan solo le mira, escéptico, y apunta: “Mira, acaba de colgar”. Ambos dirigen su mirada hacia él y ven cómo, nada más colgar, hunde la cabeza entre sus manos y comienza a resoplar. Parece abatido. Se levanta y encara la ventana con la mirada perdida. Habla en alto, con un tono irónico y enfadado: “¿Qué tal te va? Bien, hombre. ¿Qué quieres que te cuente? ¿La verdad? ¿Que estoy agotado y que me levanto todos los días con una presión que no me deja respirar? ¿Que el tiempo de adaptación que debería haber tenido nunca existió?”. Mueve a ambos lados la cabeza con desesperación. “Se me exige tomar decisiones para las que necesitaría un conocimiento que no tengo. Se me pide que no me equivoque, porque los errores tienen un coste inasumible. ¡Se espera de mí que esté al mismo nivel que estaría en mi país, en mi entorno, con mi propio idioma!”.

Scrooge no sale de su asombro y protesta en voz alta: “¡Paparruchas! ¡Pero si le he llamado para mostrarle preocupación y darle todo mi apoyo! ¿A quién se refiere? ¿Quién espera tanto de él? La Compañía le dejó claro desde el principio que debía tomárselo con calma y hacer un aterrizaje progresivo”. El fantasma saca un KIT KAT y, mientras lo devora, le explica: “No te creas tan importante. Ya no se trata de ti o de la Compañía, en este momento el protagonista es el expat frente a sus miedos. Miedos que son tan ancianos como el mundo. Miedos que en una situación de estrés como la que implica este cambio tan radical (de cultura, país, idioma, entorno, negocio, apoyos, relaciones interpersonales…) afloran y se hacen enormes. Tu mente en estos casos te pide huir corriendo en dirección contraria o te provoca un bloqueo que no te permite reaccionar, buscar soluciones, activar tus capacidades para decidir”.

Scrooge escucha con atención y después pregunta: “¿Significa entonces que se equivocó y nunca debió acceder a la expatriación?”. El fantasma responde: “No lo sé. A esta pregunta se responde en la visita anterior. Es en el momento de la decisión cuando debes reflexionar profundamente sobre lo que quieres, por qué es importante para ti y qué acciones emprenderás para obtener lo que esperas. Si nuestro expat hizo este ejercicio correctamente y hoy está aquí, haciendo frente a dificultades, tan solo necesita algo de ayuda para superarlo. Un coach auténtico disfrutaría trabajando con él ese bloqueo. Le preguntaría el motivo por el que está aquí, conectándole de este modo con su ser, sus valores y la motivación que le impulsó a venir. Le ayudaría a trabajar con perspectivas, descubriendo las enormes oportunidades que brinda la situación actual, apartando para ello la maleza de los miedos e inseguridades que ahora mismo no le permiten ver el campo infinito que brilla detrás, sembrado de fortalezas en las que apoyarse, soluciones creativas para avanzar y aprendizajes que no tienen precio. Ahora bien, si no hizo sus deberes cuando debía, ahora mismo se sentirá como un barco a la deriva, zarandeado a un lado y al otro, concentrando sus esfuerzos en no naufragar”.

Scrooge se queda pensativo y en su mirada por primera vez asoma la comprensión. El fantasma sonríe y le dice: “Hasta un niño que come su plato favorito, si se distrae y pierde el ritmo, olvida beber de vez en cuando un sorbo de agua o engulle demasiado rápido… ¡se le hace bola!”. Coge la mano de Scrooge y, cuando ambos están a punto de desvanecerse, Scrooge se suelta y dice: “Espera un poco, creo que podemos ahorrarnos el tercer fantasma. No necesito viajar al futuro para ver la imagen de este hombre con una inseguridad que antes no tenía, con una visión ácida y escéptica de la empresa, confirmando que la supuesta oportunidad profesional resultó en un fracaso profesional… ¡Intuyo tu tendencia al drama!”. El fantasma sonríe y pregunta: “¿Por qué piensas que esto terminará así?”. Scrooge se pone serio esta vez y explica: “Hombre, sin ser coach ni fantasma, entiendo que emprender el camino del miedo no puede llevarte a buen fin. Probablemente, nuestro expat se sienta ahora mismo forzado a esconder sus dudas y las disfrace de falsa seguridad. Así, preguntará y escuchará menos, no se dejará aconsejar y despreciará todo el enorme aprendizaje que conlleva equivocarse. Cuanta más presión perciba, mayor será su bloqueo y su necesidad de volverse rígido en torno a lo que le funcionó en el pasado, perdiéndose la riqueza de todo aquello distinto y novedoso que va encontrando en su camino. Algo tan importante en la expatriación como adaptarse al medio se convierte en poco menos que imposible”. El fantasma asiente y continúa preguntando: “¿Y qué quieres hacer ahora?”. “Me gustaría pasar a la acción”, responde Scrooge. “Ahora veo con claridad la importancia de acompañar al expat en dos momentos cruciales del proceso:

  • Cuando el profesional ha de valorar la posibilidad de la expatriación y tomar una decisión.Resulta imprescindible explorar y conocer si se trata de algo importante o interesante para él. Descubrir, en tal caso, qué espera obtener del proceso (podría ser crecimiento, por ejemplo), pero también, en un ejercicio de madurez, asumir todo aquello a lo que renuncia por emprender ese camino (seguridad, cercanía a seres queridos, etc.). Entiendo que este ejercicio resulta mucho más fácil y profundo cuando se realiza con la ayuda de un coach profesional, que contribuye a consolidar las raíces de la decisión y el compromiso, de manera que sea un auténtico surtidor de energía cuando se enfrente a los retos y una guía certera en momentos de confusión.
  • Durante el aterrizaje en destino (estimado en los primeros seis meses a un año), cuando el miedo hace su aparición estelar. Es entonces cuando el expat se bloquea, pierde de vista el motivo que le trajo allí, y sin motivo no hay motivación; solo existen obstáculos enormes, insalvables. ¡Qué privilegio entonces para el expat poder compartir estas emociones tan íntimas (siempre nos cuidamos de esconder el miedo en la esfera más recóndita de nuestro ser) de nuevo con su coach, que le ofrece confidencialidad y capacidad de escucha sin juzgarle! El coach le propondrá perspectivas diferentes que le ayudarán a ampliar su visión y descubrir oportunidades. Le recordará su decisión original, haciendo referencia a los valores que la sustentan, logrando así reforzar su motivación. Estará a su lado como un fan (¿tasma?), animándole y creyendo en sus posibilidades. Le retará y provocará para que traslade sus resoluciones a planes de acción concretos, para avanzar y crecer.

Contar con apoyo cualificado y profesional en esos dos momentos puede ser decisivo en el proceso. Obviamente esto tendrá un coste, pero considerando la inversión global que el desplazamiento de un expat supone para una Compañía, no me cabe la menor duda de que estamos ante un recurso muy adecuado y tremendamente eficaz”.

Scrooge estrecha la mano del fantasma con agradecimiento, le mira sonriendo y dice: “Tengo la intuición de que lo mejor que puede hacer alguien que, como yo, acaba de recibir el valioso regalo de estos descubrimientos, es dar las GRACIAS”. Inclina la cabeza y, al levantarla, se encuentra de nuevo en su despacho. Mira a su alrededor y comprueba que está solo. Apunta en su agenda: “Llamar coach para expat en NY”. Piensa unos segundos y añade: “+ para el resto de expats, + para mí”.

(*) Cierto es que existen otras vías para dar forma al desarrollo internacional, como son la adquisición de empresas locales y la captación de talento autóctono, pero ambas alternativas no son excluyentes del fenómeno de la expatriación, ya que el primer caso habitualmente incluye también situar expats en los puestos de dirección, como garantía de control, y en el caso de la contratación local, la secuencia más frecuente es la de arrancar con un equipo de expats desde cero para ir incorporando profesionales locales de forma gradual y estratégica en torno a ese núcleo de la empresa matriz, garantizando el contagio de cultura y políticas. La excepción en este contexto sería la expansión vía alianzas con partners locales.

 

As 10 características-chave da Liderança Inspiracional

Por Jaime Ferreira da Silva, Managing Partner da Dave Morgan

“Management é fazer as coisas bem; Liderança é fazer as coisas certas”. Peter Drucker

Os conceitos de liderança traduzem as mentalidades dominantes em cada momento histórico, temperadas pelas memórias frescas do passado, num eterno movimento pendular.

Não sendo imune às modas, a liderança já foi considerada desde inata a passível de imitação, centrada em tarefas ou em pessoas, carismática ou replicável pelas competências-chave associadas.

Existe um propósito permanente nessas conceptualizações, o da busca de uma espécie de Santo Graal de virtudes que explique os líderes excepcionais, possibilitando aos demais, um formulário prático de “como fazer”.

O medo do desnorte e a angústia da possibilidade, sentimentos arcaicos da nossa espécie, são socialmente catalizados pelos líderes, a quem atribuímos o papel vital de mapear territórios e propor formas de lá chegar.

Na realidade, nada é assim tão simples e, dados os desafios globais que o mundo enfrenta, sobressaem algumas questões pertinentes:

•    Quais os desafios actuais e emergentes que enfrentamos?

•    Que tipo de liderança*  estamos a encorajar e a alimentar?

•    Que resultados estamos a obter com esses líderes?

•    De que tipo de liderança necessitamos, REALMENTE?

•    Como chegar lá?

Sendo notória, na actualidade, a prevalência de tecnocratas sobre estadistas, de (maus) gestores sobre líderes, aprisionando organizações e nações em derivas narcisistas de graves consequências, é tempo de reencontrarmos líderes inspiracionais!

Os líderes inspiracionais não têm forma nem padrão únicos mas exibem 10 características, tendencialmente, estáveis e interdependentes:

1.    Princípios e valores claros – uma noção clara de certo e de errado, ancorada nos direitos humanos e nos valores da liberdade, justiça, da responsabilidade (individual e colectiva) e da paz.

2.    Primado do conteúdo sobre a forma – críticos das luzes da ribalta, usam a notoriedade com moderação, privilegiando as suas ideias e acções em detrimento das aparências e do seu ego.

3.    Primado do médio/longo-prazo – dotados de visão e pensamento estratégico, criam cenários futuros credíveis e focam-se na sua concretização, envolvendo e motivando outros a fazerem o mesmo.

4.    Comunicação e acção coerente com princípios e valores – conscientes do valor social das causas que defendem, é na acção que dão provas efectivas do que dizem acreditar.

5.    Foco no grupo e não em si próprios – possuidores de um forte sentimento do “nós”, vêem-se mais como um meio do que como um fim em si. Não cultivam a personalidade para além dos limites do necessário.

6.    Influência sem longe nem distância – acreditam que mais importante do que a sua presença física, é a sua existência na mente e no coração dos seus seguidores.

7.    Coragem física e psicológica – são capazes de conjugar o verbo lutar, em sentido literal e figurado, sempre que necessário e em articulação com os princípios e valores que defendem.

8.    Capacidade para sacrifícios pessoais – vendo-se a si mesmos como simples meios de alcançar fins mais vastos, são capazes de colocar os interesses do grupo à frente dos seus, pagando o preço.

9.    Liderar pelo exemplo e com humildade – consideram-se, REALMENTE, homens e mulheres banais, com defeitos, dúvidas e angústias. Tornam-se primus inter pares pela coerência e consistência dos seus princípios, valores e acções, não pelos seus egos.

10.    Inteligência emocional – mantém-se conectados consigo mesmos, com o seu mundo interior e exterior numa dinâmica construtiva de interdependências. Por norma, não sobrepõem o “Eu” ao “Outro”.

Existe entre nós, alguém que disse um dia ““Não sou um santo a não ser que pensem que um santo é um pecador que ainda não desistiu”. Referiu também que “prisioneiros não podem assinar contratos, só homens livres o poderão fazer”.

A sua crença na bondade e justiça das suas ideias fizeram-no prisioneiro de opinião durante 26 anos numa já longa vida de mais de 9 décadas. Os seus conterrâneos chamam-lhe, afectuosamente, Madiba, o resto do mundo, Nelson Mandela!

(*) Política, económica, ambiental, etc.