Entrevista a Miquel Suñer, Ingeniero Técnico en Telecomunicaciones y Nadador

“Quiero que mi experiencia como nadador sirva para que la gente crea que es capaz de todo”

Miquel Suñer es Ingeniero Técnico en Telecomunicaciones y Nadador. Este año tiene un reto: ser el primer español en alcanzar la Triple Corona, uno de los reconocimientos más prestigiosos en el mundo de la natación en mar abierto.

Augere acompañará a Miquel Suñer y a su equipo en los próximos meses en su preparación para su gran reto: completar la travesía del Estrecho de Santa  Catalina, en California, (Estados Unidos), el último de los tres que conforman la Triple Corona.

El próximo 15 de marzo, Miquel compartirá su experiencia en un seminario que Augere organizará en su sede de Barcelona, en el que explicará cómo afronta sus grandes retos y cuáles son sus claves para superarse en momentos de máxima adversidad.

A los 7 años te incorporaste a un equipo de natación de competición, cumpliendo rigurosamente con los entrenamientos y competiciones. ¿Cómo lleva un niño la exigencia de un deporte profesional?

De pequeño entrené muchas horas en mi club de natación en Girona y allí es dónde me hice deportista y dónde me formé como nadador. A los 20 años di el salto al waterpolo. Estos primeros años son los que me han hecho llegar hasta aquí. La verdad es que cuando era pequeño nunca me hubiera imaginado haberme planteado retos como el de la Triple Corona.

Casi 30 años después estás a punto de hacer realidad todo un reto: ser el primer español en alcanzar la Triple Corona con la travesía del Estrecho de Santa Catalina en California, después de cruzar el Canal de la Mancha y rodear la Isla de Manhattan, en Nueva York. ¿Qué significaría para ti cumplir este último objetivo?

Ser el primer español no es lo más importante para mí. Es verdad que sería el primero en tener la experiencia y podría explicarlo. Pero mi objetivo e ilusión es terminar mi proyecto personal de acabar las travesías más prestigiosas y con más historia del mundo. Lo que me motiva y me mueve es poder alcanzar las tres travesías.

¿Cómo te preparas psicológicamente?

Poder llevar el día a día que lleva una persona normal con mi trabajo de ingeniero, además de los entrenamientos para afrontar un reto deportivo de alto nivel cómo este, es mi verdadera preparación psicológica. Llegar a viernes vivo después de una semana muy intensa es todo un éxito. La culminación de una travesía es muy duro pero lo peor y lo más difícil es el momento de decidir que vas a hacerla. Y es que la travesía empieza cuando decides hacerla, no cuando empiezas a nadar. La clave es tener la resiliencia de aguantar todo el trayecto.

Este año llevo una fatiga psicológica superior y por ello hacemos unos entrenamientos basados en el aislamiento. De vez en cuando estoy tres días totalmente aislado y prácticamente en ayunas: sólo como dos veces al día, por la mañana y por la noche. Son días de entrenar, solo, sin hablar con nadie. Haciendo ejercicios de visualización, leyendo, haciendo yoga. Nada de Internet ni móviles. El hecho de estar aislado es muy duro y refuerza la concentración y te permite conectar más bien contigo mismo y conseguir estar más sereno y tranquilo. Cuando termino de estar tres días solo me da la sensación que la gente me habla muy rápido. Es un parón, algo que no es muy habitual en la sociedad de hoy en día.

¿Crees que para mejorar nuestro rendimiento debemos marcarnos retos como has hecho tú?

Marcarse retos es clave. Si no tienes la zanahoria estás perdido. Cada uno define la zanahoria que le viene bien: la mía es hacer travesías, la de otro será dejar de fumar o ir al gimnasio tres veces a la semana. Es básico en la vida tener objetivos para ilusionarse y tener ganas de levantarse por las mañanas. Perder la ilusión es perderlo todo.

“Nadar es mi meditación. Escucho el silencio y me relajo con la respiración”. ¿El deporte es una de las mejores vías para conseguir un equilibrio personal?

Sí, lo creo firmemente. Está probado que si realizas cualquier ejercicio físico desconectas de tu rutina diaria y te permite cambiar. Yo no podría estar más de un día sin hacer deporte. Cualquier persona que quiera estar sano mentalmente debería tener un culto mínimo al cuerpo. Por mínimo entiendo poder subir hasta un cuarto piso sin problema o ir andando al trabajo. Uno tiene la responsabilidad de cuidarse mínimamente porqué la vida es un regalo.

Augere te acompañará en la preparación de esta travesía. Kelly Simmons, Coach de Sistemas de Relaciones y Organizaciones y con más de 20 años de experiencia en desarrollo de empresas, personas y equipos, junto con Francisco Giménez Plano, CEO de Augere se encargarán de este seguimiento. ¿Qué papel tendrá Augere en este proceso de preparación?

Alguien puede pensar que yo nado solo, pero no es así. Siempre voy con dos personas que me dan soporte, mi alimentación y sobretodo ánimos mientras nado. Montan la estrategia desde el barco a mi lado: me dicen el ritmo que tengo que ir, lo que queda, lo que puedo resistir…. Augere, como empresa especializada en coaching, espero que nos ayude a ser un mejor equipo, a encontrar nuestros puntos débiles y mejorarlos.

El próximo 15 de marzo compartirás tu experiencia en un seminario que Augere organizará en Barcelona. ¿Qué es lo que explicarás en este encuentro?

Quiero explicar una historia personal y mi objetivo es que las personas que vengan a escucharme se emocionen y, sobretodo, que crean que son capaces de todo, de mucho más de lo que se imaginan. Para saber más, tienen que venir a verme el 15 de marzo…

Si consigues completar la Triple Corona, ¿cuál será tu próximo reto?

Tengo varios retos deportivos en mente pero soy muy supersticioso y no quiero avanzar nada. Vamos a ir brazada a brazada. Hasta Santa Catalina puedo leer…

 

Acerca del liderazgo: El modelo de liderazgo

Por Luis Ezcurra, Executive Coach y Partner de Augere

La lista de atributos que debe reunir un líder es muy larga: un líder debe ser capaz de articular la visión y transmitirla eficazmente para que ilusione, ó mejor dicho, capture, a los seguidores. Debe mostrar confianza y, a su vez, confiar en los que le siguen. Tendrá ó estimulará la creatividad, motivará, dará ilusión, tendrá carácter… En definitiva, podemos reunir unos cuarenta atributos que parecen necesarios para poder proclamar a alguien como líder. Pero ya hemos dicho que todo eso, está dentro de cualquiera y la cuestión del liderazgo está más en aflorarlo; en hacer que se desarrolle de forma natural y sea percibido así por los demás.

Lo más importante del liderazgo es adaptarlo al contexto en el que se debe desplegar y éste está marcado por un destino. Se lidera hacia una visión por lo que el liderazgo tendrá que ejercerse en el proceso transformacional que va desde el presente actual hasta alcanzar la visión abrazada por todos. Este punto es muy importante: el líder articula la visión, pero desde el momento que hay otros que le siguen, la visión es común y también lo es la tarea de llegar hasta ella.

Para llegar desde el presente a un destino concreto dentro de un contexto determinado harán falta capacidades específicas: será necesario desarrollar los atributos que contribuyan a la transformación que se produce por el camino desde el ahora hasta el mañana. Hay líderes especialmente capacitados para poner en marcha nuevos proyectos; ven con claridad lo que ha hay que hacer y no se detienen ante ningún obstáculo. Sin embargo, otros son capaces de hacer que un proyecto creado por otro se convierta en una empresa sólida.

El proceso de transformación se puede ver como un viaje que tiene un origen determinado y un destino pretendido. En el viaje se producirán acontecimientos que afectarán a la ruta, a la velocidad y a la energía con la que el equipo se mueve. La vida de una empresa se puede contemplar como multitud de pequeños viajes que, sumados, contribuyen a que todo el conjunto avance en una dirección concreta, o mejor aún, hacia un destino común. Es imprescindible disponer de un modelo de liderazgo que permita identificar si se despliegan en estos procesos los atributos que hacen falta para alcanzar la meta común de forma eficiente.

Un modelo de liderazgo deberá identificar unos pocos atributos (entre cuatro y seis) que son los que habrán de desplegarse en todas las escalas de la organización. Serán atributos susceptibles de ser medidos de una u otra manera y para los que la organización deberá contar con medios adecuados para su desarrollo. La formación es, por supuesto, una herramienta importante, pero actúa sobre el ámbito del conocimiento de las personas y no garantiza que la materia se aplique. Por tanto, contar con cursos que faciliten el conocimiento de los atributos del modelo de liderazgo no será suficiente para asegurar su desarrollo.

El coaching es la herramienta que permite identificar cuales son las fuerzas que empujan a los líderes hacia la consecución de sus metas y cuales son las que les pueden frenar. Trabajando sobre su resultante, se podrá asegurar que la formación se convierte en transformación, necesaria para desarrollar las capacidades y emplearlas de forma consciente para contribuir con los logros de las metas parciales que, juntas, configuran el viaje hacia el destino.

 

Acerca del liderazgo: ¿Fortalezas ó debilidades?

Por Luis Ezcurra, Executive Coach y Partner de Augere

Un buen líder ha articulado la visión transformadora y la ha presentado a sus seguidores como una meta que todos juntos deben alcanzar. También conoce cual es el estado de recursos disponibles. Igual que los grandes entrenadores de fútbol o de baloncesto, conoce muy bien cuáles son las capacidades que tienen sus jugadores y cuáles de ellas son las que necesita desarrollar para alcanzar la meta prevista. Hablo de los jugadores como entidades individuales. Además, el equipo en su conjunto contará con una serie de capacidades que son propias de ese grupo de personas trabajando en colaboración.

Un entrenador sabe bien que debe potenciar las fortalezas de cada uno de sus deportistas. Trabajará las debilidades desde la perspectiva de su gestión: las conocerá  y sabrá qué hacer con ellas, pero no centrará su esfuerzo en combatirlas. ¿Imaginas a un entrenador de fútbol intentando mejorar la resistencia en carrera o el fondo del portero? Probablemente sea una pérdida de tiempo. Igualmente, un líder debe buscar los elementos distintivos de los componentes de su equipo y reforzarlos de manera que se complementen y combinen entre sí.

Por eso es muy importante que cada uno conozca a fondo cuales son sus fortalezas y sus debilidades. Por cierto, si hacemos caso a Marcus Buckingham, fortalezas no son las cosas que hacemos bien, sino las que nos hacen fuertes, las que nos dan energía y debilidades son las que nos debilitan, las que nos quitan la energía. Cada miembro del equipo debería hacer un inventario exhaustivo de sus fortalezas  y sus debilidades. Debe conocer a fondo sus fortalezas para poder desarrollarlas más todavía y sus debilidades para gestionarlas. Con ellas puede hacer cuatro cosas: nada, transferírselas a alguien para quien no sea una debilidad, mejorarlas hasta alcanzar un mínimo aceptable ó gestionarlas desde una fortaleza. Volveremos sobre ello.

Pero es igualmente importante que el grupo, con su líder al frente, determine claramente cuáles son las fortalezas y debilidades del grupo como ente independiente puesto que este bagaje será transcendental para el proceso de transformación que requiere alcanzar la meta establecida.

Esta tarea es muy difícil desarrollarla sin la ayuda de un buen coach. El ejercicio de identificación de fortalezas y debilidades parece trivial, pero requiere disciplina. Cuando ya se han elegido las tres ó cuatro más significativas, queda transformarlas en un formato que permita contar una historia. Si el modelo de liderazgo se basa en captar seguidores hacia una meta a través de conversaciones, convertir una fortaleza en una historia es una forma muy poderosa de enganchar adeptos en las conversaciones. No es lo mismo decir: “Mi equipo que se adapta bien al cambio” a contar “Mi equipo vive el cambio como el estado natural en el que se desenvuelve. Tanto es así, que se encuentra confortable en mitad de la transformación y suele estimular ésta desde dentro fomentando la innovación y persiguiendo nuevas formas de ver las cosas” No hace falta un experto en comunicación para contarlo así, sino un coach que identifique los sueños y los valores que se ponen en juego en el contexto transformador y los convierta en plataformas sobre las que se asientan los poderes del grupo.

Así el coach ayudará al líder a conocer a fondo la potencia de los recursos que tiene y como utilizarla para superar los obstáculos que se interpongan en su camino hacia la meta.

 

Building Communities

Construyendo ventajas competitivas inimitables a través de la relación a largo plazo con los stakeholders

Building Communities (BC) es un programa de actuación para las organizaciones que quieran construir su futuro tal y como lo construyen los grupos humanos exitosos, formando una comunidad a la que todas las personas que se relacionan desean pertenecer y en la que desean permanecer.

BC es la materialización del firme convencimiento de que el futuro de las organizaciones empresariales, «las empresas del siglo XXI»,  consiste en que sus intercambios y relaciones contemplen y propicien que los seres humanos expresen, a través de ellos, lo mejor de su humanidad.

BC aporta la sólida convicción de que las personas pueden, también en la economía, manifestar lo mejor de sí mismas.

Un grupo humano exitoso, una comunidad, satisface las necesidades de sus miembros al tiempo que teje una red de relaciones que son sostenibles porque han sido capaces de generar vínculos emocionales.

Una organización empresarial satisface necesidades de trabajo, de consumo, de rentabilidad. La satisfacción de necesidades sitúa a la empresa en el mismo punto de partida que cualquier otra comunidad humana.

CONTRATAR

¿Cómo se ejerce el liderazgo?

Por Luis Ezcurra, Executive Coach y Partner de Augere

El liderazgo va muy unido a la transformación. El líder es capaz de articular una visión muy clara y atractiva de hacia dónde ha de caminar él con sus seguidores. La visión ó la meta son muy diferentes de cómo es la situación ahora. De ahí que el líder ejerce su influencia en medio de la transformación. No siempre es el líder quien crea la visión. A veces se trata de la meta de otro y con mucha frecuencia es la visión que crea el conjunto del grupo que es liderado. Pero lo que sí es una misión exclusiva del líder es articular dicha visión de manera que atraiga a los seguidores.

En esta faceta de articular la visión, las tareas de un líder y de un coach son muy similares pues ayudan a descubrir cual es la meta hacia la que caminan. El coach y el coachee hacen común el objetivo que va a alcanzar el segundo. Los dos lo comparten, pero será misión del coachee, y por tanto todo su mérito, conseguirlo. De igual forma, el líder articula la visión y la dibuja de forma que arrastre hacia ella a sus seguidores, pero es responsabilidad de todos alcanzarla. Igual que un coach cree fielmente que su cliente es, por naturaleza, una persona completa y llena de recursos, el líder tiene fe inalterable a que sus seguidores podrán desarrollar los recursos necesarios para alcanzar la meta que recoge su visión.

Una vez definido el objetivo, el coach ayuda a su cliente a identificar cuál es su grado de satisfacción con la situación actual. De igual forma, el líder reconoce cuales son los recursos y capacidades con las que cuenta su equipo de seguidores y cuáles son las que ha de desarrollar para llegar a la meta. La base del liderazgo es identificar cuales son las capacidades con las que cuenta el equipo y desplegar los mecanismos adecuados para desarrollarlas.

Llegados a este punto hay que tratar un tema vital en el ejercicio del liderazgo: el liderazgo no es una característica transitiva. No se otorga, ni se adjudica dentro de un marco jerárquico. Y, desde luego, no se puede constituir alguien en líder sólo porque él o ella lo quiera. El liderazgo se reconoce y se acepta mutuamente: el grupo/equipo reconoce al líder y éste acepta su papel y el líder reconoce a sus seguidores y éstos le aceptan como líder. Este proceso de reconocimiento-aceptación recíprocos se produce en el contexto de un triángulo formado por el grupo, la visión y el líder. Es este triángulo el que genera la fuerza que da lugar al liderazgo porque el grupo “compra” la visión pero sólo a través de su líder y el líder articula la visión pero para ese grupo. Se establece así un campo de fuerzas que da lugar al fenómeno del liderazgo.

¿Supone esto que sin visión no hay liderazgo? . Así es: el líder sólo existe porque hay seguidores y los seguidores le siguen hacia una meta determinada. Sólo así se produce la “alquimia” que transmuta la situación actual en el oro que deslumbra de la visión. Cuando el grupo se queda sin visión, el seguimiento al líder se convierte en un vínculo personal que deriva en una relación buena pero improductiva. Lo que ocurre es que los líderes de verdad saben apreciar cuando es necesario articular una visión nueva, una meta renovadora. El líder, entonces, recurre a su capacidad para gestionar las conversaciones y captar la energía de nuevo de sus seguidores.

El líder es plenamente consciente de que sólo la suma de la energía de todos los miembros del equipo es lo que les acercará a la visión que todos abrazan.

 

¿Qué es el liderazgo?

Por Luis Ezcurra, Executive Coach y Partner de Augere

Con los años, además de interesarme por el liderazgo desde un punto de vista experimental, he intentado recopilar mucha información con la idea de crear un “cuerpo de doctrina” con el que poder enseñar a su vez a los demás las ventajas del liderazgo y como se experimenta su ejercicio. En este proceso, he recopilado muchas definiciones diferentes porque siempre me ha parecido que lo más académico era comenzar con una definición acertada del término que me pudiera servir como referencia durante todo el aprendizaje posterior.

Esto me ha producido una necesidad un poco neurótica de analizar el trabajo de los especialistas bajo el prisma de la propia definición del término que ellos emplean. Es algo injusto, pero me permite clasificar los trabajos en dos grandes grupos: los que van a la esencia y los que se enfocan en el contenido. Pero dejo este asunto para otra ocasión. De las definiciones que he encontrado, algunas son un poco largas como la de John Kotter: el liderazgo es “un proceso de movilización de un grupo de gente en una dirección que genuinamente satisface los intereses reales a largo plazo de todo un colectivo” y otras, tajantemente cortas como la de John Maxwell: “El liderazgo es influencia. Ni más, ni menos.”

Después de darle muchas vueltas, me he quedado con la que aporta la Real Academia Española de la Lengua en la 22ª edición (2001) del Diccionario de la Lengua Española, que define al líder como: “Persona a la que un grupo sigue, reconociéndola como jefe u orientadora.” Es tan sencilla que no tiene mucho que discutir.

Desde luego, esa condición del líder de atraer seguidores es la clave del concepto y determina por tanto muchos aspectos que habrá que desarrollar a partir de aquí. La cuestión es que el liderazgo no es un término teórico sino una experiencia. El liderazgo se vive, se experimenta. Uno no puede entrar en Google o Wikipedia, bajarse todo lo que encuentre que tenga que ver con el liderazgo y ¡zas! aprende a ser líder. No. Tiene que vivirlo, que desarrollarlo desde su propia experiencia vital.

Por eso parece tan difícil conseguir que la definición se cumpla. ¿Cómo hago que los demás me sigan? La clave está en que se trata de un proceso “social”. Es decir, se basa en la interacción de las personas entre sí. Hay conversaciones y en esas conversaciones el líder consigue captar la energía de los seguidores hacia una meta o una visión. Las conversaciones pueden ser reales (una persona hablando con otra) o virtuales (una persona habla a un grupo, a una masa, a un colectivo) y en el segundo caso es imprescindible que se produzca una conexión emocional entre el mensaje que transmite el líder y la capacidad de aceptarlo del seguidor. Este mecanismo es esencial y sin él no hay liderazgo. Si el líder y sus seguidores no se conectan personalmente, no se dará la magia.

Esta conexión establece un espacio intelectual seguro alrededor del líder y los seguidores se sienten confortables moviéndose en ese espacio hacia la visión o la meta que el líder ha articulado para todos. Por eso, la experiencia del liderazgo debe ser auténtica y consciente. Cualquier atisbo de manipulación destruye el espacio común y deja de arrastrar a los seguidores desde sus emociones para hacerlo desde sus intereses.

 

¿El líder nace o se hace?

Por Luis Ezcurra, Executive Coach y Partner de Augere

A todos mis alumnos del Programa de eLiderazgo les hago la pregunta cuando estamos a punto de definir qué es el liderazgo y siempre obtengo una clara división entre los que dicen que se nace y los que dice que se hace. Pero también suele haber alguien que opina que las dos cosas son ciertas. En ese momento saco una bellota que llevo en el bolsillo y les pregunto ¿Qué es esto? Normalmente aciertan, claro, y les sorprende oír que suelto un ¡NOOO! muy fuerte. “Es algo más” – les digo – “esto es una preciosa encina, con sus ramas, sus raíces, su tronco fuerte y sus hojas verdes. Todo está ya aquí dentro, sólo hay que meterla en la tierra, regarla y que le dé la luz. Es decir: ¡sólo hace falta que la cultivemos!”

Preferimos pensar que el líder se hace porque si no, sería como el arte o como un don, que se tiene o no se tiene y nos parece que si descubrimos que no tenemos ese don, ya no tenemos nada que hacer en el mundo del liderazgo. También es cierto que no es necesario ser un líder para tener éxito en la vida. A veces hacen falta líderes para conducir a los demás a través de grandes (o pequeñas) transformaciones, pero también hace falta gente que gestione los procesos con precisión y meticulosidad. Cada vez más se asume que al lado de un buen líder hace falta un buen gestor.

Es verdad que hay que nacer líder, pero la buena noticia es que todos tenemos muchos de los atributos necesarios para convertirnos en líderes. Sólo hace falta desarrollarlos. Theodore Roosevelt era un gran aficionado al boxeo y decía que los campeones no se forjan en el “ring”, sino en el gimnasio. De igual manera, el liderazgo se puede desarrollar ejercitando los atributos que se necesitan. La lista es larga pero nos podemos consolar pensando que solamente una ínfima proporción de los seres humanos es capaz de ser excelente en todos y cada uno de ellos. Por eso, es suficiente con que encontremos cuál es la combinación que se da en nuestro perfil y nos dediquemos a desarrollarla.

El coaching es para el liderazgo como los esteroides para la musculatura: potencia su desarrollo con el ejercicio habitual. El líder puede obtener de su coach una ayuda esencial para identificar cual es la meta, la visión trasformadora que ha de articular para que sus seguidores la persigan. También le ayudará a determinar el estado actual de sus recursos y los caminos que puede seguir en su viaje hacia la visión. Juntos podrán comprender cuales son las fuerzas que le empujan hacia ella y las que le retienen, para diseñar el plan de acción y cerrar un compromiso.

El coach puede trabajar con el líder de forma muy parecida a como lo hacen los entrenadores personales y le ayudará a diseñar un programa de ejercicios orientado a desarrollar las capacidades que realmente quiere poner en juego en su misión de conducir a los demás. Siempre sobre la base de conocer muy bien cuales son las fortalezas, los valores y los sueños del líder para utilizar esta energía de forma muy eficaz en el proceso de transformación y también los saboteadores, los miedos, las debilidades y creencias que pueden actuar como frenos en su desarrollo. Ambos podrán identificar entonces cuáles son los atributos de liderazgo que resuenan con sus valores y fortalezas y juntos encontrarán la mejor manera de desarrollarlos.

Un liderazgo forjado de esta manera se reconoce como auténtico y atrae a los seguidores hacia la visión generando un clima de seguridad y confianza duraderas.

 

Have YOU Found the Fork in the Road?

By Mike George

In a world of accelerating change it’s no surprise there is also an increase in the number of people feeling stressed.   It goes some way to explain the parallel increase in the number of tools, techniques, books, courses and teachers all focused at helping us to manage and prevent the stresses and strains of modern life.

One increasingly visible offering centres around the idea of creating a more spiritually based life and lifestyle.  However, many have an immediate resistance to such an idea, usually because they don’t really understand precisely what it means.

When some hear the word ‘spiritual’ they immediately associate it with some kind of religious commitment or practice, which is often not a place they want to go.  They have not yet fathomed the difference between spirituality and religion.  Conversely, when others hear the word ‘religion’ it conjures ideas about that mysterious energy of ‘the spirit’ and that’s either just too ‘other worldly’ or completely irrelevant to their life.  Could that be because haven’t yet seen the difference between religion and spirituality? Then there are those who believe spirituality is just another passing fad of the ‘new age’.  While others consider any kind of spiritual or religious exploration is best left until their old age!

In this, the age of abundant information, the theories and beliefs of almost every spiritual path and religious tradition are now available at the touch of a keyboard.  On the one hand this accessibility, known by no other generation, is a huge advantage.  And yet it is also easy to thoroughly confuse ones self by ‘supermarket shopping’ the world wide web for just about every religious and spiritual concept under the sun.  So what exactly is the difference between the two?  How are we to tease them apart so that we may see clearly and decide what is best for us?  Here are a few possible pointers.

Religion, in an organized sense, tends to encourage the individual to attach to and identify with a packaged set of externally prescribed beliefs and rituals.  From a spiritual point of view this is the foundation of an ‘egoic’ state of consciousness and therefore not such a good idea.  Spirituality, on the other hand, tends to encourage a certain detachment from all beliefs and the use of some meditative and reflective practice to realise, reveal and ‘see’ what is true for oneself.  Religion tends to see this as too much freedom and the licence to do anything in the name of spirituality, much of which is considered to be neither religious nor spiritual!  The consequence is often many people running around doing many things in the ‘name of spirituality’ without realising it’s not!

One of the original meanings of religion is to ‘reconnect’, to ‘bind’ together.  Religion however, can tend to connect people to just another institution and the ideas and beliefs found therein.  Whereas spirituality tends to help the individual restore their awareness of their authentic self as opposed to their ‘learned’ sense of self, in order to reconnect with their true nature which is peaceful and loving.

Peace is My Religion

The spiritual practitioner would likely say that when one is ‘being spiritual’ ones true religion is peace itself, not as an idealised mental concept, but as a realised state of being.  And yet many who do walk a spiritual path will say that peace is not possible until all attachments are dropped, most especially attachment to beliefs and belief systems, which tend to be the currency of what we call religion!  This often seems to be why there is often the absence of peace both within religions and between religions.  Religion on the other hand tends to emphasise that there needs to be a foundation of ‘right beliefs’ in daily life in order to ensure decisions and actions are ‘righteous‘ and therefore aligned with what is right, so that we may do the right thing for our self and for others.
The difference between religion and spirituality is obviously not black and white.  It seems useful however, to understand both the differences and the similarities if we are to create an authentic path for our self through this journey we call ‘life’, regardless of whether we may call that path religious or spiritual.   As we do we will likely notice shades of grey, overlapping ideas and areas of utter contrast.

This short ‘exploration’ is essentially a ‘contrast of tendencies’.  ‘Tendency’ here means ‘frequently’ but not in every case.  For example, religion tends to be male dominated and spirituality tends to be a more feminine domain.  This may simply be because religion tends towards ‘imposing’ and ‘forcing’, whereas spirituality tends towards ‘allowing’ and ‘nurturing’.  But in neither case is it absolute.  While many religious approaches tend to make either the male or female superior, an authentic spirituality would probably transcend the issue of gender altogether.  Each of us obviously makes up our mind about the efficacy of each approach.  And yet neither of these approaches is the ‘opposite’ of the other, as it sometimes appears in language. Sometimes the spiritual individual is more religious in their sense of  ‘personal connection’ to ‘the source’ or what they may call ‘the divine’.  Whereas sometimes the religious individual is obviously more spiritual in their ability to bring their inherent goodness, their virtue, through into their daily actions and interactions.

So as we contrast and compare it’s not that one is better than the other though it may seem that one may, at times, be deeper than the other.

Open and Closed

Religion tends towards a closed and structured organisation whereas spirituality tends to emerge organically as a more open and free flowing community.  In a religious organisation there can be the danger that the individual becomes institutionalised which essentially means dependent upon the organisation for comfort, support and, at the deepest level, their self identity.  The spiritual approach tends to encourage a greater sense of non-dependence and a sense of identity that is not invested in anything outside oneself.  Perhaps the sign of a healthy religious/spiritual organisation/community is that when people come they are allowed to take support and what may be a new sense of identity, but as they learn and ‘unlearn’ they are encouraged to grow out of their need for that support and to rediscover their true identity for themselves.  All at the pace that suits the individual.

Religion tends to emphasise the need for hierarchy and position, sometimes unaware that the traps therein can sabotage the spiritual growth of those who come to occupy those ‘apparent’ positions.  Spirituality tends to encourage a vision of equality ‘even when’ some are obviously a little further along the path in the awakening of their self awareness, perhaps a little deeper in their wisdom and perhaps a little more powerful in their capacity to deal with life around them.

We would tend to ‘join’ a religion, declaring to others our alignment with a fixed set of beliefs as the mark of our ‘membership’.  Whereas the spiritual individual tends to steer clear of joining anything seeing it as a limitation or block to their inner spiritual growth and the restoration of their spiritual power.

Perhaps this is why religion tends to create a culture where people ‘expect’ to be externally guided, where there is one authority or perhaps several senior authorities.  This can be another encouragement towards dependency and perhaps a sense of being controlled and possibly misled.  This sometimes ‘triggers’ some people’s resistance towards anything that smacks of institutionalised religion.  Spirituality on the other hand,  tends towards the liberation of the individual from all external authority and the gradual re-emergence of self-mastery so that ones authority arises from within as a personal realisation of what is true.

Religion tends to indicate that this is in itself a trap that leads to many mistakes, all of which can be avoided if the words, beliefs and commandments of ‘others’ are obediently followed.  Spirituality tends to encourage this self-awakening indicating that if the individual is ‘earnest’ then they will recognise any mistakes and learn from them naturally.  Religion sometimes says this is the road to …not a very nice place!

By virtue of the cultivation of a ‘religious identity’, religion tends towards an exclusive outlook on life, an exclusive relationship to others, and a sense of exclusivity that tends to ‘separate’ from others.  Whereas spirituality tends towards an inclusive perspective, an equalising and an ‘all are one’ vision that unifies as opposed to separates.

Outside IN or Inside OUT

And while a ‘religious member’ tends to deny the validity of the beliefs and ways of other religions, the spiritual aspirant tends to accept and respect everyone’s ways and beliefs regardless of whether they agree with them or not.  Here is one of many areas where religion and spirituality do come together as many ‘religious people’ do tend to accept and respect the beliefs of others, even though they may not agree.

And so it is that an individuals ‘religious life’ can tend to be lived from ‘outside in’, tending towards ritual, costume, custom and tradition.  Whereas, by and large, the spiritual practitioner tends to live from ‘inside out’ as they seek to strip away their attachment to any old habits and all traditions so that they may restore a truer awareness of the self as the naked and free being within.

It is perhaps in such an inwardly naked state that the spiritual practitioner tends to believe (and seek to practice) that the mind can only be truly at peace, the intellect can only see with true clarity and the heart can only embrace ‘the other’ with the truest love. Perhaps that is the point at which spirituality becomes truly religious in its capacity to ‘openly and transparently connect’ with all life at all levels, including a direct personal connection to what is sometimes referred to as ‘the divine’.  Who knows…exactly?  Words seem inadequate!

Perhaps we can only know personally when we are ready to explore for our self, fearlessly and courageous, humbly and earnestly, that fork in the road that seems to split and offer a choice of religion or spirituality.  And perhaps we may discover there was no fork in reality, no split in actuality, simply us walking and waking, walking and waking, walking and waking!

Question: What does spirituality mean to you?

Reflection: What does it mean to be religious?

Action: Ask five people this week the above two questions and research the insights and opinions of others around you.

 

Líderes y atletas. ¿Alguna diferencia?

Por Esther Lobo, Coach Profesional Certificado

La presión a la que el entorno laboral y social nos somete, a algunos por mantener la competitividad y conseguir mejores resultados, a otros por mantener el puesto de trabajo, o conciliar las responsabilidades profesionales con las familiares o personales,  se traduce en un desgaste de energía diario enorme que si no se sabe manejar de forma adecuada conduce a un profundo agotamiento mental que ni el sueño, los fines de semana, o unas vacaciones son capaces de reparar.

Un gran esfuerzo continuado requiere de fuerza física y emocional, y también de una mente ágil.  Llevar la mente, el cuerpo y el espíritu al nivel más alto de funcionamiento significa que la gente que trabaja en entornos corporativos aprenda lo que los deportistas de élite saben dese hace tiempo:  tan importante como desplegar la energía es saber recuperarla a tiempo.

Mantener la conexión con nuestros valores y con quiénes somos, hace que podamos disponer y desplegar nuestra energía a su máxima potencia, y sentir también el tan deseado equilibrio entre nuestra vida personal y profesional. Cuando nos encontramos fuertes de energía en los niveles físico, emocional, mental y espiritual nuestro rendimiento es el propio de un atleta de alto rendimiento. Aquél que sabe que la gestión adecuada de su energía lo conducirá  a conseguir su objetivo más preciado.

Un atleta tiene claro que mejorar sus resultados y alcanzar nuevos retos implica incorporar  unos hábitos saludables y beneficiosos, practicar y mejorar su aprendizaje,  y contar con un entrenador que le guíe y apoye en su camino hacia alcanzar su meta.

Todos vemos como algo natural que un deportista que quiera progresar cuente con la ayuda de un Coach, un entrenador personal. Incluso en los gimnasios se valora y se busca la ayuda de un experto, un preparador personal, que nos ayude a ponernos en forma con seguridad, y en menor tiempo que si lo hiciéramos solos.

Si queremos progresar y avanzar en nuestras vidas como personas y profesionales destacados, qué nos lleva a pensar que no necesitamos un Coach que nos ayude a conectar con el líder que llevamos dentro, y  nos acompañe y facilite el camino de convertirnos en ese atleta que supera sus propias marcas y alcanza las metas que se propone.

 

Naciste para ser Feliz

Por Jaume Roset, Coach profesional

En primer lugar quiero dar las gracias a Augere por concederme el honor de poder escribir en su blog, porque eso es para mí, un auténtico honor. Y también quiero decir que cualquiera de las ideas que comparta contigo en estos escritos son enseñanzas que la vida me ha regalado a través de personas sabias o experiencias diversas, y por tanto no son mías. Yo solo soy un instrumento para compartirlo contigo.

Como primer tema de mis escritos en este blog quiero preguntarte algo… ¿eres consciente que naciste para ser feliz? Muchas veces nuestras preocupaciones nos hacen olvidar esta idea tan importante y tan potente. Párate y piénsalo. Nacemos con todo lo que necesitamos para ser felices, lo traemos todo “de serie”.

Naces con una curiosidad y una capacidad de aprendizaje casi sin límites, que te lleva a actuar de forma natural. Cuando eres niño y tienes un impulso para actuar, actúas. Sin embargo, a medida que nos hacemos mayores empezamos a estar condicionados por nuestros padres, nuestros cuidadores, nuestros profesores… ¡No hagas esto!, ¡para!, ¡cuidado! Así que llega un momento en el que, cuando vas a hacer algo que sabes que es bueno en tu vida, que está alineado con quién eres, empiezas a pensar, ¡uy! ¿Debo hacer esto?, en lugar de simplemente hacerlo. Es lo que algunos llaman la “parálisis por análisis”. Y sin embargo hay que empezar, aunque no sea perfecto. Naciste curioso para aprender lo que necesitas.

También fue mágico para mí tomar auténtica consciencia de que nacemos con una perseverancia increíble. ¿Sabías que un niño intenta ponerse de pie alrededor de mil veces, antes de caminar firmemente? ¿Parece increíble, verdad?, y sin embargo un niño no se fija en el fracaso, solo tiene en mente ponerse de pie, caminar.

Si piensas en tu felicidad, ¿estás dispuesto a ir a por ella mil veces para lograr lo que de verdad deseas, para ser quien eres?…eso sí es un auténtico compromiso con tu felicidad. Y naciste con esa perseverancia inquebrantable.

Como tercera idea, ¿eres consciente de que naciste confiando de manera natural en los demás? Yo he sido padre recientemente y es una de las cosas que más me llama la atención de mi hijo, la enorme confianza que tiene en sus padres. Y me he dado cuenta de que la confianza en los demás es básica para nuestra felicidad.

Uno de los mayores ejemplos actuales de éxito, Pep Guardiola, dice en la campaña publicitaria de una entidad bancaria que “cada uno tiene que luchar por ser el mejor, pero sin los demás, es imposible”. Y es cierto. Estamos todos conectados. Desconfiar sistemáticamente es cerrarnos puertas, posibilidades, aprendizajes. Y naciste con una confianza ciega.

Naciste curioso para aprender, naciste perseverante, naciste confiando…tú también naciste para ser feliz.