Hoy en día no podemos dejar de reconocer el papel crucial que, más allá del liderazgo individual, los equipos directivos y de colaboradores tienen en el éxito de sus compañías.
El alineamiento de un equipo implica que éste comparta una misma cultura dando coherencia a su actuación y proporcionando un impacto único que sirva de modelo inspirador para el conjunto de la organización.
Es por ello que más allá de convencer a los colaboradores desde la lógica del negocio, basada en el sistemático descenso en cascada de los objetivos de la compañía, los directivos necesitan entusiasmar desde la emoción, construyendo vínculos relacionales de calidad y con visión a largo plazo, basados en el respeto a la singularidad de cada cual, que faciliten la explosión del talento en todos los rincones de la organización y su compromiso con el negocio de la compañía.
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