El liderazgo viene desde dentro

Por Luis Ezcurra, Executive Coach y Partner de Augere

Liderar es hacer que otros te sigan hacia una visión compartida.  Los atributos de un líder son muchos y variados: unos tienen que ver con su esencia  – con lo que es – y otros con su capacidad de ejecución en un contexto,  con lo que hace. Esa cualidad de atraer a otros reside en el interior del ser.  John Maxwell dice que “Antes de coger tu mano, el líder toca tu corazón.” Y para que esto ocurra, el líder debe transmitir lo que es con toda su autenticidad.

Esto sólo es posible cuando alguien se conoce profundamente a sí mismo y es capaz de mostrarse tal y como es. Conocerse implica tener un diálogo interior y aceptar lo que está bien y lo que no. El diálogo interior sirve para conectar con las capacidades desde los valores, sin un juicio crítico. En ese proceso, se identifican las fortalezas y las debilidades y se pueden diseñar planes muy concretos para desarrollar las primeras y gestionar las segundas. Hacer este proceso consciente es esencial para el desarrollo interno del liderazgo. Así, el ejercicio del liderazgo pasa porque el líder sea capaz de liderarse a sí mismo.

Si el liderazgo se basara en la perfección, éste sería un concepto abstracto que representaría una cualidad inexistente. No es conveniente forzar la eliminación de los defectos o debilidades porque el consumo de energía es muy alto y no siempre se aseguran los resultados. Además, mostrarse vulnerable es la parte más importante de mostrarse a sí mismo y genera una conexión muy fuerte con el corazón de los que nos rodean. Se puede ser fuerte y vulnerable al mismo tiempo. De hecho, siempre se consigue mucho más desde la vulnerabilidad aceptada que desde una posición de fortaleza simulada.

La aceptación es la llave que abre la posibilidad de mejora. Cuando se adopta una postura de negación de la realidad de nuestras cualidades, se hace muy difícil trazar planes para mejorar. Para poder cambiar algo es imprescindible conocer a fondo como se es ahora y decidir como se quiere que sea.

En otra ocasión hablaré de la diferencia entre en perfeccionismo y la voluntad de mejorar. Son dos cosas muy diferentes que provocan resultados opuestos.

Todo este proceso de conocimiento de sí mismo, de aceptación y desarrollo es lo que facilita el coaching porque quien quiere visitar su interior lo hace mucho mejor cuando lo hace con un compañero de viaje experto. El coach no indica el camino, ni dice dónde hay que detenerse, pero sabe cuándo se están visitando los lugares relevantes o cuando el camino está dando vueltas alrededor de algo que conviene revelar. La conexión que se produce entre el coach y el líder da la seguridad que es necesaria para que se puedan tomar decisiones valientes.

El trabajo con el coach aporta consciencia acerca de la realidad actual y compromiso que alimenta de energía para poder ejecutar el plan necesario para cambiar esa realidad en otra nueva y mejor.