Atributos del liderazgo. Parte 3

Por Luis Ezcurra, Executive Coach y Partner de Augere

Continuamos con la descripción de los atributos de liderazgo:

Predicar con el ejemplo:
 A un buen líder no le basta con que los demás hagan lo que él dice. Vivir el liderazgo supone en convertirse en uno más y aportar  todo lo que tienes para alcanzar la visión. Los seguidores se fijarán mucho más en lo que el líder hace que en lo que dice y deben sentir que los dos mensajes, lo que ven hacer y lo que escuchan que tienen que hacer son completamente coherentes. La coherencia es una característica clave en esta idea.

Carácter: El General Norman Schwarzkopf decía: “el liderazgo es el resultado de una combinación potente de estrategia y carácter. Pero si hay que prescindir de una de ellas, que sea de la estrategia”. El carácter es un metaconcepto que incluye componentes como la pasión, la energía, la asertividad, la determinación, la firmeza y el coraje. Es muy difícil precisar cual es la dosis óptima de cada uno de los componentes y, de hecho, no hay una fórmula mágica: como el liderazgo es relativo al contexto que define la visión, cada visión con cada comunidad de seguidores requerirá un carácter específico. Quizás sea ésta, la capacidad de significarse o diferenciarse desde el carácter, la más importante en el ejercicio del liderazgo.

Empatía: el líder ha de ser empático: capaz de hacer que los otros se identifiquen con él de forma mental y afectiva: los dos componentes (razón y emoción) son necesarios y deben mantenerse en equilibrio. Un seguidor que se identifica racional y emocionalmente con su líder y que comparte con él la visión a la que quieren llegar tiene un vínculo con él  muy fuerte. A través de este vínculo el líder genera la influencia que hace falta para conseguir la transformación que debe darse para pasar del presente al futuro descrito por la visión. El vínculo es duradero y la relación sobrevive al paso del tiempo porque no está basada en intereses.

Optimismo realista: parece un contrasentido, pero no lo es. El optimismo ha de hacer ver las oportunidades que hay en todas las situaciones y no las amenazas. Eso da un toque idealista al desafío que supone alcanzar la visión. Pero el realismo deber permitir calibrar como es la realidad actual, con qué recursos cuenta para llegar a la visión  y que ha de hacer para recorrer el camino. Un líder demuestra un gran sentido común pero con el volumen a tope a la hora de considerar que es indudable la capacidad que tiene él con sus seguidores de alcanzar la meta.

Ambición: El liderazgo supone no quedarse conforme con las cosas como son. Persigue el objetivo y pone en marcha los medios necesarios para alcanzarlo. Esto no se consigue a cualquier precio, sino dentro de un equilibrio que hace que alcanzar la meta sea un motivo de placer y no de dolor. El ser ambicioso hace del líder un inconformista y, por ello, es autocrítico y continuamente quiere mejorar las cosas.

Poner foco: Dice Brian Bacon que donde se pone el foco va la energía y donde fluye la energía crece la vida. Uno no puede poner foco a varias cosas a la vez. Si el foco se dispersa, el resultado también y el mensaje que se da a los seguidores es que no sabemos a donde vamos porque parece que queremos ir a todas partes. Una cualidad esencial del líder es mantener el foco puesto en la meta. Lo más difícil no es saber lo que tienes que hacer para conseguirlo, sino a qué tienes que renunciar para hacerlo.