Acerca del liderazgo: ¿Fortalezas ó debilidades?

Por Luis Ezcurra, Executive Coach y Partner de Augere

Un buen líder ha articulado la visión transformadora y la ha presentado a sus seguidores como una meta que todos juntos deben alcanzar. También conoce cual es el estado de recursos disponibles. Igual que los grandes entrenadores de fútbol o de baloncesto, conoce muy bien cuáles son las capacidades que tienen sus jugadores y cuáles de ellas son las que necesita desarrollar para alcanzar la meta prevista. Hablo de los jugadores como entidades individuales. Además, el equipo en su conjunto contará con una serie de capacidades que son propias de ese grupo de personas trabajando en colaboración.

Un entrenador sabe bien que debe potenciar las fortalezas de cada uno de sus deportistas. Trabajará las debilidades desde la perspectiva de su gestión: las conocerá  y sabrá qué hacer con ellas, pero no centrará su esfuerzo en combatirlas. ¿Imaginas a un entrenador de fútbol intentando mejorar la resistencia en carrera o el fondo del portero? Probablemente sea una pérdida de tiempo. Igualmente, un líder debe buscar los elementos distintivos de los componentes de su equipo y reforzarlos de manera que se complementen y combinen entre sí.

Por eso es muy importante que cada uno conozca a fondo cuales son sus fortalezas y sus debilidades. Por cierto, si hacemos caso a Marcus Buckingham, fortalezas no son las cosas que hacemos bien, sino las que nos hacen fuertes, las que nos dan energía y debilidades son las que nos debilitan, las que nos quitan la energía. Cada miembro del equipo debería hacer un inventario exhaustivo de sus fortalezas  y sus debilidades. Debe conocer a fondo sus fortalezas para poder desarrollarlas más todavía y sus debilidades para gestionarlas. Con ellas puede hacer cuatro cosas: nada, transferírselas a alguien para quien no sea una debilidad, mejorarlas hasta alcanzar un mínimo aceptable ó gestionarlas desde una fortaleza. Volveremos sobre ello.

Pero es igualmente importante que el grupo, con su líder al frente, determine claramente cuáles son las fortalezas y debilidades del grupo como ente independiente puesto que este bagaje será transcendental para el proceso de transformación que requiere alcanzar la meta establecida.

Esta tarea es muy difícil desarrollarla sin la ayuda de un buen coach. El ejercicio de identificación de fortalezas y debilidades parece trivial, pero requiere disciplina. Cuando ya se han elegido las tres ó cuatro más significativas, queda transformarlas en un formato que permita contar una historia. Si el modelo de liderazgo se basa en captar seguidores hacia una meta a través de conversaciones, convertir una fortaleza en una historia es una forma muy poderosa de enganchar adeptos en las conversaciones. No es lo mismo decir: “Mi equipo que se adapta bien al cambio” a contar “Mi equipo vive el cambio como el estado natural en el que se desenvuelve. Tanto es así, que se encuentra confortable en mitad de la transformación y suele estimular ésta desde dentro fomentando la innovación y persiguiendo nuevas formas de ver las cosas” No hace falta un experto en comunicación para contarlo así, sino un coach que identifique los sueños y los valores que se ponen en juego en el contexto transformador y los convierta en plataformas sobre las que se asientan los poderes del grupo.

Así el coach ayudará al líder a conocer a fondo la potencia de los recursos que tiene y como utilizarla para superar los obstáculos que se interpongan en su camino hacia la meta.