¿Qué es el liderazgo?

Por Luis Ezcurra, Executive Coach y Partner de Augere

Con los años, además de interesarme por el liderazgo desde un punto de vista experimental, he intentado recopilar mucha información con la idea de crear un “cuerpo de doctrina” con el que poder enseñar a su vez a los demás las ventajas del liderazgo y como se experimenta su ejercicio. En este proceso, he recopilado muchas definiciones diferentes porque siempre me ha parecido que lo más académico era comenzar con una definición acertada del término que me pudiera servir como referencia durante todo el aprendizaje posterior.

Esto me ha producido una necesidad un poco neurótica de analizar el trabajo de los especialistas bajo el prisma de la propia definición del término que ellos emplean. Es algo injusto, pero me permite clasificar los trabajos en dos grandes grupos: los que van a la esencia y los que se enfocan en el contenido. Pero dejo este asunto para otra ocasión. De las definiciones que he encontrado, algunas son un poco largas como la de John Kotter: el liderazgo es “un proceso de movilización de un grupo de gente en una dirección que genuinamente satisface los intereses reales a largo plazo de todo un colectivo” y otras, tajantemente cortas como la de John Maxwell: “El liderazgo es influencia. Ni más, ni menos.”

Después de darle muchas vueltas, me he quedado con la que aporta la Real Academia Española de la Lengua en la 22ª edición (2001) del Diccionario de la Lengua Española, que define al líder como: “Persona a la que un grupo sigue, reconociéndola como jefe u orientadora.” Es tan sencilla que no tiene mucho que discutir.

Desde luego, esa condición del líder de atraer seguidores es la clave del concepto y determina por tanto muchos aspectos que habrá que desarrollar a partir de aquí. La cuestión es que el liderazgo no es un término teórico sino una experiencia. El liderazgo se vive, se experimenta. Uno no puede entrar en Google o Wikipedia, bajarse todo lo que encuentre que tenga que ver con el liderazgo y ¡zas! aprende a ser líder. No. Tiene que vivirlo, que desarrollarlo desde su propia experiencia vital.

Por eso parece tan difícil conseguir que la definición se cumpla. ¿Cómo hago que los demás me sigan? La clave está en que se trata de un proceso “social”. Es decir, se basa en la interacción de las personas entre sí. Hay conversaciones y en esas conversaciones el líder consigue captar la energía de los seguidores hacia una meta o una visión. Las conversaciones pueden ser reales (una persona hablando con otra) o virtuales (una persona habla a un grupo, a una masa, a un colectivo) y en el segundo caso es imprescindible que se produzca una conexión emocional entre el mensaje que transmite el líder y la capacidad de aceptarlo del seguidor. Este mecanismo es esencial y sin él no hay liderazgo. Si el líder y sus seguidores no se conectan personalmente, no se dará la magia.

Esta conexión establece un espacio intelectual seguro alrededor del líder y los seguidores se sienten confortables moviéndose en ese espacio hacia la visión o la meta que el líder ha articulado para todos. Por eso, la experiencia del liderazgo debe ser auténtica y consciente. Cualquier atisbo de manipulación destruye el espacio común y deja de arrastrar a los seguidores desde sus emociones para hacerlo desde sus intereses.