A hacer puñetas con los lamentos

Por Jordi Vilà, Executive Coach

Ha llegado un momento en que me pregunto si sabemos hacer algo más que no sea quejarnos, en este país nuestro, aunque imagino que hay una minoría que sí, en tanto en cuanto están funcionando bien, buscando formulas creativas que unas veces funcionan y otras no y, cuando no, buscan otras, y otras, y otras, y así hasta que encuentran alguna que funciona.

Me recuerda un cuento que me contaban de pequeño, la de un niño que iba a por leche, se le rompía la botella llena y se quedaba llorando junto a ella, sin saber que hacer. El problema es que esto ocurre con adultos y no es un cuento o una leyenda urbana, si no la triste realidad.

Es cierto que las cosas están complicadas, es cierto que tenemos, no solo España, si no gran parte del mundo en general, una clase política que da….digamos que un cierto repelús, es cierto que muchos de los causantes de esta debacle deberían estar en la cárcel y todos sabemos que no la pisarán en su vida.

Dicho esto, ¿qué sacamos con llorar junto a la botella rota?, porque eso es lo que estamos haciendo en gran parte, atenazados por el miedo, un miedo que nos paraliza, que nos bloquea, que nos anula, y aquí es cuando llega el momento de reaccionar, de ir a por otra botella a la tienda y, si no tenemos dinero para pagarla, para buscar otra cosa con la que alimentarnos o para buscar otra forma en que compensar al tendero.

Hemos sido capaces de inventar el fuego, la rueda, la máquina de vapor, hemos descubierto parte del funcionamiento del cerebro, somos capaces de llegar a la luna, e incluso a Marte, de hacer una paella para chuparse los dedos y, por el contrario, parece que seamos incapaces de reaccionar, de cambiar nuestros hábitos, nuestras formas de pensar.

Me van a perdonar pero, en la primera estación de la Vida en la que pare mi tren, yo me bajo y ya continuarán ustedes solos; he fletado un autobús haciéndole un trueque a su propietario y hay sitio para todo el que quiera subir. Solo hay una condición, prohibidos los lamentos y bienvenidos los errores por intentar cosas diferentes, ¿vienes?