El test MBTI como base del desarrollo de los buenos hábitos del liderazgo. Parte 1ª

Por Víctor Vallejo, Executive Coach

“Planta un pensamiento y cosecharás un acto,
Planta un acto y cosecharás un hábito,
Planta un hábito y cosecharás un carácter,
Planta un carácter y cosecharás un destino”
Samuel Smiles

Este mes de junio he tenido la suerte de impartir un curso de liderazgo a directores y mandos intermedios de la ONG Ingeniería sin Fronteras en Tanzania. Todos los participantes, excepto uno, eran nativos y me ha sorprendido su naturaleza alegre y sus ganas de mejorar.

En dicho taller de formación comenzamos por conocer cuál era el perfil de personalidad de cada uno de los participantes de acuerdo con el test MBTI. En dicho test se establecen cuatro dicotomías y según cuál sea tu preferencia innata en cada una de ellas obtienes una buenísima fotografía de tu personalidad. Las dicotomías son las siguientes: extraversión-introversión que se refiere a dónde uno prefiere centrar su atención y recargar su energía; sensación-intuición que nos indica cómo nos gusta obtener la información; pensamiento-sentimiento que nos aclara qué proceso seguimos a la hora de tomar decisiones y, por último, juicio-percepción que nos habla de nuestro estilo de vida.

Lo interesante del test, y que lo convierte en un excelente punto de partida de un proceso de desarrollo de habilidades directivas, es que no evalúa tu personalidad, sino que resalta el valor de las diferencias, a todos indica sus fortaleza y áreas de mejora, nos ayuda a comprendernos mejor y, lo que no es menos importante, nos facilita comprender a otros, sobre todo si son distintos. En el curso de Tanzania les relataba a los participantes un extracto de la novela fantástica “La historia interminable” de Michael Ende. Dicho relato ilustra muy bien el valor de la diversidad. Bastian es un muchacho que en el mundo de la fantasía tiene el poder de hacer realidad todos sus deseos. Como, en el mundo real, era un chico rechazado en la escuela, un día desea que todo el mundo sea como él. En esto que su deseo se hace realidad y aparece en un barco rodeado de cientos de Bastian idénticos a él. En un principio todo parecía cómodo pues todos estaban de acuerdo  y nadie se metía con nadie pues eran todos iguales. Pero en esto llegó una tormenta y una ola se llevó a uno de los Bastian por la borda. Bastian, alarmado, pidió ayuda al resto para rescatarlo y lo que obtuvo fue una absoluta despreocupación. ¿Para qué molestarse en salvarlo si todavía quedaban un montón de Bastian idénticos al desaparecido?

Moraleja: hay que aceptar y celebrar las diferencias, tal y como postula el MBTI. Pongamos un ejemplo con una de las dicotomías. Hay personas que prefieren vivir de una manera planificada y ordenada, prefieren el “juicio”, y otras que prefieren vivir de una manera espontánea y flexible, prefieren la “percepción”. Los primeros  disfrutan cerrando temas y siendo decisivos (evitan las prisas de última hora) y los segundos disfrutan manteniendo opciones abiertas y siendo curiosos (aprovechan al máximo cuando está a punto de vencer un plazo). ¿Qué es mejor: la tendencia al “juicio” o la tendencia a la “percepción”? ¿Cómo sería una empresa, una embarcación, cuyos tripulantes sólo optaran por el “juicio”? ¿Y cómo sería si todos fueran del estilo de la “percepción”? Toda organización humana necesita de todo un poco. Está bien la planificación, algo de sobra conocido, y está bien la flexibilidad, sobre todo cuando hay que innovar para no perder mercado o abrirse a nuevos mercados extranjeros. Está bien considerar muchas opciones y es necesario cerrar el proceso de decisión antes de que se pasen las oportunidades.

La diferencia es un valor y llegar a acuerdos otro…, pero como dice Michael Ende, ésa es otra historia.