De gurús y otros pelajes

Por Jordi Vilà, Executive Coach

Me debatía en la duda de si escribir este post o no y, al final, ganó mi espíritu de Coach: La autenticidad como uno de mis valores principales, a coste de casi lo que sea. ¿Qué me llevó a esta reflexión?, la falta de humildad, la prepotencia y la soberbia de las palabras escritas en un blog por uno de los “autodenominados” gurús.

Mi verdad no es más que una de las verdades posibles pero, en absoluto, LA VERDAD, es decir, mi percepción es una más de las perspectivas desde las que puedo ver un determinado elemento o suceso, pero soy consciente de que puede existir una más, o quizás 2.376 más y, posiblemente, muchas de ellas tan o más valiosas que la mía.

Me temo que cada vez más se confunde el popularismo con el dogma de fe, y eso es algo muy peligroso, por el solo hecho de que creamos en ídolos dorados…con pies, ya no de barro si no de arenisca, susceptibles de ser derribados tras la menor de las ventiscas, y no hablo solo de las princesas del pueblo.

En mi vida personal y profesional he tenido la suerte de aprender de jóvenes y mayores, de Jefes, compañeros, amigos, colegas, enemigos, hijos, sobrinos….y al fin, de todos aquellos con los que me he relacionado. Cada vez tengo más claro que no hay persona en el mundo de la que no pueda aprender, e incluso aprehender…en cuanto me saque de encima mi pátina de soberbia limitante.

El tiempo me ha hecho llegar la brillantez del error, el tremendo aprendizaje que se esconde tras él, en ocasiones a costes elevados con profundas cicatrices, pero aprendizaje valioso.

Tan solo espero la generosidad de los que están conmigo si, algún día, caigo en la tentación de creerme algo más que los demás, porque todos somos brillantes en alguna área, quizás poco convencional, pero no por ello menos gratificante, ya que lo que para mi es veleidad, para otro es un principio básico que puede regir su destino.

Mi querido gurú, gracias por existir….porque, al fin y al cabo, tiene que haber de todo. Ying y Yang, tierra y aire, fuego y agua, cara y cruz.