La vocación y el hábito hacen al monje

Por Víctor Vallejo, Executive Coach

“El liderazgo es la capacidad de trasladar la visión a la realidad.” Warren Benis

Dice el refrán que “el hábito hace al monje” y hay, por desgracia, muchos monjes, directivos, gerentes y empleados, madres y padres, estudiantes y becarios cuyas acciones no resultan para nada inspiradoras. Es una pena que se haya reducido el ámbito de aplicación de la palabra ‘vocación’. O se tiene vocación religiosa, de la que ya queda muy poca, o se tiene vocación de torero, maestro o médico, por citar tres profesiones para las que se requiere mucha vocación.

¿Y qué pasa con el resto? ¿Hago lo que hago por vocación o por dinero? Tan verdad es que necesitamos comer, sueldo, como que necesitamos sentido, el desarrollo de nuestro verdadero y único potencial. Y es que sin vocación, sin un llamado o propósito, ningún trabajo o actividad resulta auto-motivadora y conviene recordar que la auto-motivación es uno de los rasgos de las personas emocionalmente inteligentes.

El Coaching ayuda a que las personas recuperen su visión y se liberen de la sumisión que coarta su potencial. Todos nacemos con una misión que cumplir y con un don propio que ha de convertirse en actividad (una actividad remunerada, para vivir, y una actividad no remunerada, para re-vivir).

Stephen Covey, en su magnífico libro “El 8º hábito”, nos plantea cuatro preguntas que nos ayudarán a encontrar nuestra voz (lo que estamos llamados a ser) en los distintos roles de nuestra vida (familia, trabajo, contribución social…):

  1. ¿De qué necesidad soy consciente?
  2. ¿Poseo un verdadero talento que, si se disciplina y se aplica, puede paliar esa necesidad?
  3. ¿La oportunidad de paliar esa necesidad alimenta mi pasión?
  4. ¿Me inspira mi conciencia para que me comprometa y pase a la acción? ¿Está de acuerdo con mi verdadera escala de valores?

Si encuentro una necesidad y respondo afirmativamente a las tres restantes preguntas, ya tengo una visión inspiradora y una misión que desarrollar en la vida. El Coaching posee unas herramientas estupendas para que las personas encuentren su propósito de vida  y, además, las alienta para que  pasen a la acción; asuman riesgos, tomen decisiones y mantengan sus compromisos a lo largo del tiempo. Porque, como dice el refrán, “la vocación y el hábito hacen al monje”.